Ivonne Barud de Quattropani, fue una figura referencial. Nació en El Líbano y, por esas cosas de la geopolítica, su apellido no fue Barud, como el de su padre, sino Baroude
-Siempre
fue una mujer muy inteligente-, recuerdo
que decía mi suegro, el doctor Francisco Plana, quien fue compañero en el
Colegio Nacional, cuando cursaban la secundaria.
-Era muy
combativa pero tenía códigos-, contaba
el ex gobernador Américo García, que debió verselas con ella encabezando
inclaudicables planteos gremiales.
-Era de
las pocas gremialistas que sabía en serio de educación-, asegura Margarita Ferrá de Bartol.
Un
periodista, junto con los años, acumula recuerdos. Hasta convertirse poco menos
que en un archivo ambulante.
Y
esos recuerdos tienen protagonistas.
Algunos
aportan una anécdota. O una simple actuación como integrante del
coro.
Pero
hay otros que marcan una época, que se transforman en referentes obligados del
tiempo que les toca vivir.
Esos
son los que, cuando ya no están, además de los recuerdos, dejan un inmenso espacio
vacío.
Ivonne Barud de Quattropani, fue una figura referencial.
Nació en El Líbano y, por esas cosas de la geopolítica, su apellido no fue
Barud, como el de su padre, sino Baroude. Sucedió que cuando Ivonne Barud vino
al mundo, el 15 de diciembre de 1920, El Líbano estaba bajo el “protectorado” de
Francia. El funcionario de la oficina donde Elías Barud fue a registrar el
nacimiento de su primera hija era francés y anotó lo que escuchó como se
escribiría en francés.
Ivonne
tenía pocos meses cuando llegó con sus padres a la Argentina, en 1921. Vivió en
San Juan con sus padres y hermanos hasta que muy jovencita se fue a estudiar a
La Plata. A los 23 años, con el título de Profesora de Filosofía y Ciencias de
la Educación, ya estaba de vuelta en San Juan. Fue en esta provincia donde
conoció a Juan
Pablo Quattropani, con quien se casó y tuvo
ocho hijos.
La educación fue su pasión. A lo largo de seis
décadas Ivonne fue Directora General de Escuelas, vocal del Consejo de Educación
elegida por el voto directo de los maestros, integrante del directorio de la
Obra Social Provincia elegida por los empleados públicos y una destacada
dirigente gremial con trascendencia nacional. En la década del 60 del siglo
pasado encabezó históricos paros docentes e incluso una huelga de hambre por
reclamos sindicales.
Fue
precisamente en el gremialismo donde su figura se
agigantó.
En
una entrevista con El Nuevo Diario en el verano de 2.001,
decía:
—Hace cuarenta años recién estábamos armando los gremios.
Los gremialistas éramos más puros en esa época ya que no teníamos plata ni los
dirigentes ni los dirigidos. Hasta para imprimir panfletos teníamos que pedir a
las imprentas que lo hicieran gratis. Pero teníamos prestigio y éramos famosos
en el país porque eran las primeras huelgas y manifestaciones
callejeras.
Las
primeras escaramuzas fueron durante el gobierno de Américo
García.
-Pero
Américo era un hombre muy inteligente y aunque le hicimos una huelga muy larga
se las aguantó y hasta fue a hablar con nosotros.
Luego
vendrían los enfrentamientos con Bravo y José Augusto
López.
Quien esto escribe recuerda cuando Ivonne y el profesor
Anea decidieron hacer una huelga de hambre que atrajo la atención de todo el
periodismo nacional. O cuando con el gremio docente rodeó
Hay
algo que es importante aclarar: esa misma combativa señora de Quattropani no
confundía los objetivos con los medios.
—¿Sirve la
huelga?
—A veces es la
única solución. No hay que abusar de este derecho porque si no se termina
prostituyéndolo y corrompiéndolo. Pero a veces no hay otro remedio. ¿Sabe lo que pasa?, que el conflicto con los maestros hoy es el
resultado del enfrentamiento de la burocracia con los derechos
docentes.
Pero Ivonne no sólo fue docente y sindicalista.
También un día llegó al máximo cargo educativo como directora general de
Escuelas. Y en esa materia tenía ideas muy claras:
>Lo primero es que el Gobierno entienda
definitivamente que la educación es una inversión social con la más alta tasa de
retorno, tanto para el beneficio de la sociedad como para las personas. Las
autoridades deben entender en los hechos que lo que se invierte en educación no
es, lo que se dice, estrictamente
un gasto fiscal.
>Lo segundo, es definir que proyecto de país
tenemos o queremos y que clase de sistema escolar se pretende: centralizado,
descentralizado, aclarando el alcance de esas dos condiciones.
>Luego
se impone entender, desde el poder, que debe haber una integración
socio—educativa y que la situación económica de los hogares condiciona y decide
el éxito o el fracaso de la educación.
>No
menos importante es la formación y la capacitación de los docentes, aspecto
totalmente descuidado y grave por sus consecuencias.
>La
situación laboral de los maestros es de gran importancia. Hay que pagarles muy
pero muy buen sueldo y exigirles sin excusas. Mientras los maestros trabajen en
malas condiciones y necesiten de más de un cargo para medio subsistir, no hay
Ley de Educación que resuelva los problemas del área.
>Pero
además, mientras los niños concurran a la escuela para medio comer como único
incentivo, no hay Ley de Educación que valga.
>Y
mientras no entiendan los que tienen el poder que hay que pensar ineludiblemente
en la permanente vigencia de la familia como ámbito privilegiado de la formación
del niño, no hay Ley de Educación que valga.
En
1.990 Ivonne dictaba clases en la escuela Normal. Fue cuando el presidente
Menem, con un solo decreto dejó cesantes a 25 mil docentes en todo el país,
jubilándolos. En ese momento, con 70 años, la vieja luchadora dejó las aulas y
se dedicó a escribir, a opinar, a seguir de cerca los procesos
educativos.
En 2005, de manos del vicepresidente de la Nación, Daniel
Scioli recibió, junto a 18 sanjuaninos más, el premio mención de honor “Domingo
Faustino Sarmiento”.
Ivonne
murió el 18 de diciembre de 2007, unos días después de haber cumplido 87
años.